Reflexión: "Narrativas gráficas"
21.02.2020 PoR DANIElA RAMoS CARMENATTY
Durante nuestra formación en el diseño y la arquitectura nos hemos enfrentado un sinnúmero de veces a representar espacios, iluminación, funcionamiento de un edificio y otro tipo de estudios que nos ayudan a entender el entorno de un proyecto. Por suerte, la mayoría de mis mentores han sido bastante flexibles en cuanto a la manera en que comunicamos estos análisis. Es decir, solo una vez me he visto en la obligación de hacer representaciones en planos, elevaciones, secciones y axonométricos. Sin embargo, este semestre hemos expandido nuestro conocimiento hacia una nueva forma de representar los elementos más importantes de una manera más efectiva. Las narrativas gráficas buscan representar distintos componentes a través de imágenes que van narrándonos una historia que culmina en su forma más simple. En mi opinión, las narrativas gráficas nos benefician dado que de pequeños hemos estado en una relación directa con tirillas, cuentos y otras imágenes que a través de colores y símbolos nos ofrecen muchísima información. Por lo tanto, tener información acerca de los detalles de un espacio representado gráficamente podría generar mayor interés y, a su vez, mejor entendimiento sin necesidad de elaboradas explicaciones. De la misma forma, al plantearnos la evolución interactiva de estas narrativas logramos que se transmita la información de una manera más eficiente a nuestros receptores evocando a la sensibilidad visual.
Las narrativas gráficas que me fueron asignadas en clase son sobre el Biomuseo en Panamá, del arquitecto Frank Gehry, y Los Zocos de Beirut en Líbano del arquitecto Rafael Moneo. En ambas narrativas estaré analizando la transición del exterior al interior del proyecto, o sea, mi interpretación de las sensaciones que recibe el visitante al recorrer ese espacio. En el caso del Biomuseo diseñado por Gehry, utilizaré datos interesantes que me ayudaran a explicar esas sensaciones. Por ejemplo, este museo narra la creación del Istmo y representa las riquezas naturales del país. La construcción, que compone el 10% del proyecto, simula ser árboles que se juntan, se separan y se enciman sumergiéndonos en los entornos naturales de Panamá. Además sus formas parecieran trozos de papel que se interconectan contrastando dos mundos, como hace Henri Mattise en sus collages, quien siempre ha sido de inspiración para los proyectos del arquitecto. Por otro lado, tenemos el centro comercial de Beirut construido por Rafael Moneo con sus formas geométricas perfectas y simétricas. Este centro comercial nos rodea de tiendas que se conectan a través de pasillos con entrada de luz natural directa e indirecta dándonos la sensación de liberación. En otras palabras, estos pasillos son cubiertos en ocasiones por carpas y otras con techos en cristal que dan la sensación de ser un mercado al aire libre. Por lo tanto, podríamos concluir que tenemos dos ideas arquitectónicas completamente opuestas. En una de estas el arquitecto busca ofrecernos un espacio cerrado que aluda a las selvas tropicales del país, mientras el otro nos ofrece un espacio que pareciera abrirse al aire libre como eran los mercados tradicionales.