Hoy, a setenta y cuatro (74) días de una cuarentena por la actual crisis sanitaria, Covid-19, termino este curso de manera virtual. Sin lugar a duda ha sido un semestre complicado, con actividad sísmica, pandemias y un encierro que nos impide disfrutar de nuestras libertades. Aún así, con limitaciones y muchísimo esfuerzo, reflexiono sobre mi paso por éste y debo admitir que ha sido una de las experiencias más retantes en los talleres de la Escuela de Arquitectura.

   

     Desde un inicio, nos enfrentamos a muchísimos cambios como, por ejemplo: tener todos los proyectos del semestre sin fecha de entrega hasta la última presentación. A pesar de que esto llegó a preocuparme muchísimo dado que entendía que supondría un atraso en el desarrollo de los ejercicios; terminó sorprendiéndome. Por esto, puedo asegurar que la dinámica del curso y tener libertades en la distribución del tiempo fueron suficientes para permitir que mi desempeño fuera satisfactorio. Considero que al tener la oportunidad de representar los ejercicios de distintas maneras abrió camino a experimentar nuevas formas; sin límite alguno. Para muchos, lo más importante es resolver el ejercicio; sin embargo, una vez más planteo que la manera en que representamos nuestras ideas podrían valer más que resolver el atajo.

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     Del curso me quedo con muchísimas lecciones, quizás mencione las más básicas, pero para mí son las más importantes: organización, distribución del tiempo, trabajo en equipo y disfrutar de lo que tanto nos apasiona. Ahora me enfrentaré a nuevos retos; no obstante, lo hago con mayor seguridad y entusiasmo gracias a esta experiencia adquirida.