dc ramos-carmenatty

Lo académico y lo visceral como definicón de autoría
En la arquitectura, la distinción entre lo académico y lo visceral se plantea como una formación que define el desarrollo y la autoría del arquitecto en su obra. La relación entre estos términos es un tema importante que permite combinar los conocimientos teóricos con la experiencia emocional para crear edificios significativos y funcionales. El término de "lo académico" se refiere a la teoría y la investigación, mientras que "lo visceral" se refiere a las sensaciones y emociones que experimentamos al interactuar con un espacio. Ambos aspectos son importantes en la arquitectura y se complementan entre sí.
La formación académica es fundamental para el desarrollo de un arquitecto, ya que le proporciona conocimientos teóricos y técnicos que son necesarios para diseñar y construir edificios. La teoría arquitectónica se centra en el estudio de los principios fundamentales del diseño, la historia de la arquitectura, la estructura y las técnicas constructivas. Esta formación académica permite al arquitecto comprender y aplicar conceptos complejos en sus proyectos. Sin embargo, la arquitectura no es solo una disciplina teórica, sino que también es una experiencia visceral. Los espacios que creamos deben ser emocionalmente significativos y funcionales al mismo tiempo. La calidad de los espacios que diseñamos no solo se mide por su estética, sino también por su capacidad para satisfacer las necesidades de las personas que los utilizan.
En este sentido, la experiencia emocional que proporciona un espacio es fundamental para su éxito. Un edificio bien diseñado debe ser capaz de generar sensaciones positivas en las personas que lo habitan o lo visitan. La luz, los materiales, los colores y la disposición espacial son algunos de los elementos que influyen en la experiencia emocional de un espacio. Por lo tanto, la arquitectura no se trata solo de aplicar principios teóricos, sino también de entender cómo los espacios que creamos afectan a las personas emocionalmente. El diseño debe ser consciente de cómo se siente la gente en el espacio, cómo se mueve y cómo interactúa con él.
En conclusión, la arquitectura es una disciplina que combina la teoría y la experimentación sensorial; lo académico y lo visceral. Ambos aspectos son fundamentales para el éxito de un proyecto arquitectónico. Mientras la formación académica proporciona los conocimientos teóricos y técnicos necesarios para diseñar, comprender las limitaciones y posibilidades del diseño; la experiencia emocional permite al arquitecto crear edificios que se adapten a las necesidades de los usuarios y que generen una respuesta emocional positiva. Por lo tanto, la labor del arquitecto radica en saber combinar lo académico y lo visceral para crear edificios significativos y funcionales. Esto requiere una comprensión de la teoría arquitectónica y la habilidad de crear espacios que sean emocionalmente significativos para equilibrar ambos aspectos con el fin de construir edificios que sean útiles y atractivos para sus usuarios.